Milagros Truchos

Gabriel García Márquez alguna vez escribió un maravilloso cuento, en el que un señor viejito y con alas caía en un pueblecito colombiano. La gente no sabía qué hacer con él, de modo que lo encerraban en un gallinero. Pero al poco tiempo, comenzaban a ocurrir cosas extraordinarias, que nunca antes había ocurrido, a los que la gente, a falta de algo mejor, puso el nombre de milagros.

Por ejemplo, alguien casi se sacó la lotería. A un enfermo comenzó a crecerle trigo en las llagas. Y así. Eran cosas inexplicables, milagrosas, pero inútiles. Por eso la gente no podía decidir si se trataba o no de un ángel o simplemente de un viejito con alas.

Algo similar parece pasarle al gobierno. Llevó adelante una reforma tributaria que iba a bajar los haberes de los jubilados, pero iba a subir su poder adquisitivo. El milagro sólo se verificó en su primera parte. Hizo bajar la pobreza en el segundo semestre del año pasado, pero hoy, tres meses después, todos coinciden en que estamos peor. Resta por ver si el mayor de los milagros, bajar la inflación, se verifica. Parece difícil. En dos meses ya creció casi un tercio de las estimaciones para el año y ahora hay que incorporarle un brutal tarifazo sobre luz, gas, transporte y vaya uno a saber qué más. Si lo logran, será un milagro verdadero, no trucho como los del viejito de García Márquez. Y la gente ya está empezando a sospechar que no son ángeles los que nos gobiernan.


Entretanto, los precios de los alimentos básicos crecen. Con la misma plata que hace unos meses nos llevábamos media verdulería, ahora llenamos el fondo de la bolsa. Los huevos duplicaron el precio en semanas.


En ese panorama, las diferencias que detecta nuestro Observatorio de Precios no paran de crecer, como lo muestra la planilla adjunta.
¿Se modificará el panorama en el futuro, para el bien de todos los argentinos, o seguiremos asistiendo al lamentable espectáculo de los milagros truchos de la estadística?