Curiosamente – o no, allí estarán los analistas económicos para explicarlo- el desbarajuste económico-político-social en el que nos sumergió hace un par de meses el mejor equipo de gobierno de la historia (sic) ha tenido un efecto moderador en la brecha que separa los precios del Mercado Central de los que ofrecen las principales cadenas de supermercados, en un listado restringido a 15 artículos alimenticios de primera necesidad, según lo viene registrando nuestro Observatorio de Precios mes a mes.
En efecto, el promedio del 182 % del mes de setiembre figura entre los más bajos del año.
Claro que no da para ilusionarse. Seguramente las nuevas formas de “estabilizar” el dólar (es un decir) y de “secar la plaza” (es una decisión) rebotarán más temprano que tarde en los precios y la “normalidad” se reinstalará en el bolsillo de los sufridos consumidores.
Entretanto, la desocupación, la pobreza y sus índices asociados marcan niveles record en décadas y el Ministro Dujovne nos tranquiliza diciendo que, a más tardar en cuatro años, el plan se va a estabilizar y, entonces si, todo será felicidad y mieles. Para los que por esa época sigan vivos, claro.
Y siempre y cuando los otros, los más débiles, los más expuestos, acepten pacíficamente que una vez más la parte corta de la frazada les tocó a ellos y no reaccionen. Si eso no pasa, el mejor equipo de gobierno de la historia (sic otra vez) es probable que esté en problemas.