De la crisis solo se sale con una gran coalición – Por Eduardo Duhalde. Los Andes.

El mundo del siglo XXI ha comprendido que las diferencias enriquecen la convivencia democrática. Y que para gobernar naciones se hace imprescindible incluir no solamente a las grandes mayorías, sino también a las minorías, en una palabra: a todos.

Solamente basta dar una rápida mirada sobre diferentes gobiernos del mundo para ratificar que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial, la mayoría de los países europeos, como por ejemplo Alemania, Holanda, Bélgica o la misma Suiza y Dinamarca, fueron gobernados por Grandes Coaliciones, lo que les abrió el camino del crecimiento y por sobre todo permitió una afable relación entre los habitantes de la nación.

En la Argentina esta experiencia se vivió sólo en dos oportunidades.

Para mí la política siempre se sustentó en la búsqueda de consensos para llevar adelante un proyecto, tal vez, esto último fue lo que comprendimos Raúl Alfonsín y yo cuando en momentos cruciales que se vivieron en la provincia de Buenos Aires en particular y la Nación en general, llevamos adelante dos grandes coaliciones con el único fin de sacar adelante el país.

Fue así que en 1991 acordamos que el Poder Ejecutivo bonaerense se haría cargo de administrar los fondos provinciales y la oposición pondría el acento en hacer el control desde todos los organismos creados o por crearse. Obviamente, que este modo de entender la política nunca nos haría alejar de nuestras propias convicciones.

En 2001 transitamos la segunda experiencia. Frente al difícil momento de crisis -casi terminal- que se vivía en la Argentina, Don Raúl y yo nos pusimos de acuerdo en conformar, por un lado, un gabinete con ministros justicialistas y radicales y al mismo tiempo consensuamos los grandes temas desde un parlamento que acompañaría cada una de las leyes necesarias para tal fin.

Porque tengo experiencia, hoy estoy ocupado y preocupado en hacerle entender a los dirigentes de todos los partidos que la Argentina no tiene ninguna posibilidad si no armamos una Gran Coalición con mayoría parlamentaria.

Al igual que en otros momentos y casi de manera recurrente, la inestabilidad económica vuelve a golpear los bolsillos de los argentinos. Es por eso que más allá del resultado de las elecciones del 27 de octubre, resulta casi indispensable que todos entendamos que para volver a poner a la Argentina en un sendero de producción y desarrollo deberemos entender que éste no será como resultado del trabajo de un solo partido. El cambio de paradigma debe hacerse de inmediato.

Comparto estas reflexiones convencido hoy más que nunca, que es necesario que todos trabajemos para conformar una red de contención que nos ponga al margen de las tormentas que oscurecen nuestro horizonte.