Al principio se la vio como una enfermedad alejada de nuestro diario vivir. Y más aún, se consideraba que los problemas y estragos que ya estaba produciendo en diversas partes del mundo, tanto en lo sanitario como en lo económico, se encontraban muy distantes de la realidad cotidiana.
Pero de a poco el coronavirus fue tomando protagonismo. La comprobación del primer caso positivo en la Argentina encendió las luces de alerta. Si bien en ese momento resultaba prematuro evaluar qué impacto podría tener este episodio en nuestra economía, no cabía la menor duda que no sería de nuestra ayuda si el resto del planeta entraba en una verdadera recesión, sino todo lo contrario.
Al día de hoy, el mundo y la Argentina no están en el mismo nivel de complejidad económica, pero las necesarias medidas que ellos y nosotros debimos tomar para cuidar a la población comenzaron a dejar al descubierto diversas problemáticas.
La rápida propagación mundial del coronavirus, ya convertido en pandemia, ha provocando pánico en los mercados financieros, generando fuga de capitales, devaluación de las monedas frente al dólar y una creciente amenaza de recesión en casi todos los países.
En el ámbito local uno de los primeros en sentir el efecto negativo fue el mercado turístico. Todavía no había podido reaccionar frente a la recesión por efecto del dólar, cuando, y debido a las medidas precautorias de índole global, vio desacelerar aún más las ventas o reservas de vuelos y paquetes para viajar.
Si bien en un principio parecía que la situación estaba confinada a los países asiáticos, el escenario actual es completamente distinto: el brote está presente en al menos 114 países, ha contagiado a cerca de 120.000 personas y dejado más de 4.200 víctimas fatales.
En una nota publicada el domingo 15 de marzo en Infobae queda demostrado que en general el mundo debiera prestarle más atención a aquellas personas que dedican su vida a la investigación. De acuerdo al artículo: “Hace cinco años, y como director de una investigación de la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Chapel Hill, Ralph Baric publicó un estudio titulado “Un grupo de coronavirus, similar al SARS, que hoy circula en murciélagos, muestra potencial para la aparición en humanos”.
El texto del epidemiólogo especializado en microbiología e inmunología subrayaba que, mediante ensayos in vitro e in vivo, él y sus colegas habían comprobado que, sin necesidad de mutar, esos coronavirus —así llamados por los picos con forma de corona que los cubren, que los ayudan a penetrar las células— podían saltar directamente de sus huéspedes originales a los humanos. Además, dejaba abierta la posibilidad de que se pudiera transmitir entre humanos, como algo probable. Por último, advertía que no existía un tratamiento eficaz.
¿Qué se hizo con esta información?, al parecer y por lo que estamos viviendo NADA.
¿Y en medio de esta realidad, cómo se están comportando las redes sociales?
De acuerdo a un trabajo realizado por el equipo de la consultora Sidarta, durante marzo, los datos proyectados del mes muestran un salto en el interés por publicaciones sobre cuestiones de salud (enfermedad, tratamiento, medicamentos, internación, etc.).
El incremento fue el más alto de todas las categorías: 250%.
En segundo lugar, la categoría “gobierno” tuvo un aumento del 66%.
Como contraparte, “economía” registró una baja del 32% entre ambos meses.
El coronavirus lo hizo: la preocupación por el virus está relativizando el peso del interés por lo económico, mientras la política cobra una centralidad muy superior a los meses anteriores.
Mientras el coronavirus continúa expandiéndose mundialmente, los gobiernos analizan tomar medidas más drásticas para frenar el avance de la enfermedad, que aunque no tiene una alta tasa de mortalidad, presenta dificultades para una temprana detección que ayude a frenar la propagación.
En la Argentina, durante un reportaje que le hicieran en Radio 10, el presidente Alberto Fernández puntualizó:
“Estamos analizando la posibilidad de hacer un corte para que la gente queden en sus casas. Una serie de días donde digamos: ‘Durante este plazo todos se quedan en su casa’… Pero para hacer esto también hay que tener en cuenta que la medida tendrá consecuencias económicas… Todo lo que pueda hacer la gente por no circular es mejor que lo haga. Si se puede quedar en su casa, quédese. Si en el trabajo toleran su ausencia, quédese. El virus circula porque nosotros circulamos”.
Horas después, durante una conferencia de prensa realizada desde la Residencia de Olivos, Alberto Fernández anunció la suspensión de las clases y el cierre de las fronteras por 15 días para minimizar la circulación del coronavirus.
Mientras seguimos analizando los efectos de esta pandemia que nos sorprendió en 2020 y vemos como cada uno de los gobiernos hace su parte para traspasarla con éxito, sería bueno que cada uno de nosotros se esfuerce un poquito, y así cuidarnos entre todos.
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