HACIA UN NUEVO PENTECOSTÉS

“ Y ahí quedaron atónitos, al ver que cada uno oía hablar en su propia lengua” – del Libro de los Hechos de los Apóstoles – San Lucas.

Alguna que otra vez sucede que sentimos que nos están hablando de la forma como pensamos, pero suelen ser muchas más, por desgracia, la que vemos que no entendemos nada, o lo que es peor, que nos hablan en idiomas absolutamente diferentes.

No nos estará faltando un nuevo Pentecostés que nos permita oír hablar en una única lengua, sabiendo que son muchas y diferentes las situaciones que vivimos, pero que todos debemos recibir un mensaje único, comprensivo y coherente.

Vivimos imaginando y creando permanentes contradicciones: campo-industria; importación-exportación; trabajadores-empresarios; productor-comerciantes, y un sin fin de situaciones todas ellas en verdad absolutamente complementarias y vinculadas, necesitadas de una política integradora y un mensaje entendible por todos.

Nuestro país realiza esfuerzos notables, pero no ha logrado concretar un crecimiento productivo sostenido en el tiempo y los esfuerzos han terminado siempre agotándose en alguna de estas u otras contradicciones que se presentan como insalvables.

Es necesario conseguir la coherencia de todos en la búsqueda del resultado final, y para ello el sector financiero debería participar de este lenguaje común y no seguir escribiendo su partitura en soledad y a contrapelo del objetivo general.

La obra pública, base de la realización de la infraestructura global, debería estar orientada a ello y no agotarse en sí misma.

La acción social, indispensable en la circunstancia actual, debería ser algo coyuntural hasta lograr la justicia social como objetivo central, el cual solo se lograra con políticas públicas con profunda permanencia.

Las producciones agroalimentarias con el valor agregado, y su debida distribución y comercialización a nivel interno y externo, deberían ser objetivo central del crecimiento económico.

La industria nacional debería ser protegida y acompañada con las mismas armas e instrumentos que se lo hace en los países desarrollados, logrando su participación en la actividad exportadora.

Resumiendo, deberíamos decir, siguiendo los principios de un nuevo Pentecostés, que necesitamos de un proyecto productivo como política de estado sostenido en el tiempo, por fuera de las banderías políticas y con un lenguaje que todos comprendamos.

Esto es hoy más válido que nunca, estamos inmersos en la pandemia mundial del coronavirus, pero como todo flagelo habrá de pasar y deberemos estar preparados para un nuevo desafío. Nuestro país necesita que planteemos una propuesta superadora y de largo aliento.

Producir y dar trabajo, debe ser la respuesta.

Carlos R. Brown
Director Ejecutivo MPA