Es hora de acordar una política exterior que nos haga crecer. Por Alieto Guadagni.

El FMI ha estimado que el PBI mundial crecerá este año 2,8 por ciento, mucho menos que el año pasado. También se estima que las 156 economías emergentes crecerán 3,9 por ciento y las 40 avanzadas, apenas 1,3 por ciento. Las naciones emergentes y en desarrollo de Asia continúan liderando este año el crecimiento económico mundial (5,3 por ciento). También continuaría el rezago relativo de América Latina, con un aumento de su PBI del 1,6 por ciento.

Ha venido ocurriendo una importante evolución económica mundial desde fines del siglo pasado. Las estimaciones para este año son coherentes con lo que ha estado sucediendo en el mundo durante la globalización, que tomó ímpetu a partir de la década del ochenta del siglo pasado. Es así como las 156 economías emergentes, que en la pasada década del noventa representaban 42 por ciento del PBI mundial, ahora representan el 58 por ciento. Claro que las diferencias entre el PBI por habitante, si bien vienen disminuyendo año a año, siguen siendo considerables, ya que estas 156 naciones emergentes representan nada menos que el 86 por ciento de la población mundial. Esto indica que el PBI por habitante en las economías desarrolladas es más de 4 veces mayor que el de las economías emergentes y en desarrollo.

La evolución del PBI de los Estados Unidos y de China indica crecientes diferencias entre el comportamiento económico de estas dos naciones, que lideran las economías mundiales. El PBI chino ya ha desplazado al PBI de los Estados Unidos como el mayor PBI mundial, ya que es un 23 por ciento mayor. En 1980, el mundo económico era muy diferente, ya que el PBI de Estados Unidos era casi 10 veces mayor que el de China. Tengamos en cuenta que estos dos países, que hoy lideran el aporte al PBI mundial, representan actualmente el 34 por ciento de ese PBI, cuando en 1980 representaban mucho menos (24 por ciento). Esta realidad es sumamente importante, ya que avanza un escenario conflictivo entre estos dos países, desde el punto de vista político y particularmente militar. Esto tendría un gran impacto en todos los países. Es probable que el PBI chino siga creciendo en los próximos años más que el de los Estados Unidos, ampliando así su actual diferencia favorable. Esto se fundamenta en el hecho de que los niveles de ahorro e inversión de China son mayores que los de Estados Unidos,

La globalización está asociada con cambios mundiales y una creciente rivalidad entre estas dos naciones, una de las cuales, Estados Unidos, que lideró la economía mundial desde fines del siglo XIX, año a año pierde terreno ante el gigante asiático, que viene creciendo más. Esto es evidente en el comercio internacional, actividad donde es posible que en un futuro cercano China desplace a Estados Unidos como el primer importador mundial.

Se destaca el retroceso anual de la importancia económica del denominado G-7, integrado por los grandes países industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Reino Unido y Japón). Estos siete países representaban en 1980 más de la mitad del PBI mundial (51 por ciento) y en la actualidad representan apenas 30 por ciento.

El grupo Brics (denominación que representa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) fue fundado en 2006 y tiene como objetivo promover la cooperación económica entre sus miembros. En 2022, este grupo representó el 32 por ciento del PBI mundial y el 42 por ciento de la población mundial. Como se observa, ya es un importante actor global y es probable que continúe desempeñando un papel más importante en los próximos años. El PBI del conjunto de países miembros del Brics viene creciendo anualmente más que los del tradicional G-7, lo cual se refleja también en el mayor crecimiento de las importaciones del Brics. A principios de los noventa las importaciones de Estados Unidos eran cinco veces mayores que las del conjunto de países del Brics, pero ahora, según la Organización Mundial de Comercio, las importaciones del Brics ya son 20 por ciento mayores.

Por todo esto no debe sorprender que hayan crecido recientemente las solicitudes para ingresar al Brics, hecho que muestra el papel creciente de ese grupo en el ámbito internacional. Los líderes del Brics anunciaron el mes pasado la admisión de seis nuevos miembros a partir del próximo año, entre ellos la Argentina. Unas cuarenta naciones habían evidenciado su deseo de incorporarse a este bloque, cuya importancia poblacional, económica y comercial viene creciendo año a año.

Los cinco países miembros del Brics invitaron a incorporarse a su organización a seis de los más de treinta países que habían solicitado el ingreso (la Argentina, Arabia Saudita, Egipto, Irán, Emiratos Árabes Unidos y Etiopía).

Con esta ampliación, el grupo Brics reunirá el 45 por ciento de la población mundial, más de la tercera parte del PBI mundial, el 40 por ciento de la producción total de gas y el 43 por ciento de la de petróleo. El ingreso de la Argentina le hará sumar considerables reservas de litio. Nuestro país ha sido admitido como Estado miembro del Brics a partir del 1º de enero del 2024. Su candidatura fue aprobada por los cinco Estados fundadores del organismo.

La enérgica reacción negativa de la oposición política argentina al ingreso de la Argentina al Brics y otras afirmaciones infundadas y muy ligeras que algunos de sus dirigentes máximos han hecho sobre la política exterior que llevarán a cabo si llegaran a triunfar en la próxima elección presidencial generan preocupación por su errónea visión de la realidad comercial, evidenciando una llamativa y preocupante ignorancia de las instituciones internacionales que regulan el comercio internacional desde hace mucho tiempo.

Pero también es cierto que en esta negociación internacional para lograr el ingreso argentino al Brics el actual gobierno lamentablemente ignoró la necesidad –por tratarse de una negociación que involucra a todo el país en el escenario internacional– de estar acompañada con la participación, en esta etapa, de las fuerzas políticas democráticamente representadas en el Congreso nacional. Las relaciones exteriores de la Nación no pueden ser exclusivas de los altos funcionarios de turno, que, desafortunadamente, en los últimos tiempos han evidenciado una notoria ignorancia de los intereses nacionales.

En el actual marco internacional, caracterizado por el mayor crecimiento económico y comercial de las naciones emergentes, a nuestro país no parece que le será fácil rechazar su ingreso al Brics cuando cambie el gobierno a fin de año. La política exterior de nuestro país no debe formar parte de vaivenes motivados por la preocupante superficialidad de algunas posiciones partidarias sobre nuestro papel en el escenario internacional.

Miembro de la Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/opinion/es-hora-de-acordar-una-politica-exterior-que-nos-haga-crecer-nid09102023/