Acabo de participar de la III Cumbre Mundial Hambre Cero en la bella ciudad ecuatoriana de Cuenca. Nueve ex presidentes iberoamericanos, autoridades ecuatorianas, directivos de FAO y otros organismos internacionales y numerosas ONG´s de toda la región debatimos durante dos jornadas en torno del tema que nos convocó. Lo hicimos a partir de enfoques convergentes que expresan la complejidad de causas que provocan el hambre en el mundo, con especial énfasis en nuestra América Latina.
Mi postura se basé en dos ejes: uno económico y el segundo de orden político.
El primero es el que tiene que ver con los sistemas de distribución y venta de alimentos que son formadores de precios y, por tanto, inciden fuertemente en la posibilidad de acceso a la comida por parte de los sectores más postergados de la sociedad.
No más de cinco grandes cadenas de supermercados se reparten entre el 60 y el 80% del volumen de comercialización de los alimentos, en particular en las áreas urbanas y más densamente pobladas de nuestros países. El accionar de estas cadenas incrementa de manera notoria el precio de los alimentos y, al actuar monopólica y oligopólicamente, fijan costos injustos a los productores, quedándose, como se dice, con la parte del león. Esa intermediación concentrada es, pues, un factor que provoca inflación y, al mismo tiempo, incide de manera directa en el hambre.
Recordé que a poco de asumir el actual gobierno propuse un accionar conjunto entre los gobiernos nacional, de la Provincia y los municipios para la instalación masiva de ferias que ofrezcan productos frescos, a precios mucho más bajos, al tender un puente directo entre productores y consumidores. Los grandes beneficios, como sabemos, los obtienen quienes intermedian entre productores y consumidores y es donde debe estar presente el Estado para corregir las distorsiones. Sin embargo, el gobierno nacional no ha adoptado seriamente esa iniciativa y cree que podrá resolver el problema de la inflación con la manipulación de la tasa de interés por parte del Banco Central.
En el Movimiento Productivo Argentino trabajamos desde hace años en un monitoreo que registra las diferencias entre los precios de los alimentos básicos entre el Mercado Central y los supermercados del área metropolitana (Observatorio de Precios)
Integración Sudamericana
El segundo enfoque de mi exposición en la III Cumbre Mundial Hambre Cero fue de orden político, como señalé. Se trata del proceso de integración sudamericana, que acaba de recibir otro impacto que pone en riesgo su existencia.
Si se miran los indicadores mundiales que proporcionan distintos organismos internacionales en torno de equidad, pobreza, inclusión, hambre, violencia, etc. –cuestiones que caracterizan a un mundo en crisis-, se verá que es la Europa integrada donde se encuentran los mejores índices de desarrollo humano y bienestar social. No es una casualidad. Es la existencia de un sistema de unidad regional que contribuye solidaria y equitativamente a mantener altos niveles de satisfacción de los derechos humanos y sociales en cada uno de sus países miembros.
En ese espejo nos miramos los sudamericanos cuando, a comienzos de la década de los noventa del siglo pasado, iniciamos el proceso de fundación de Mercosur. Poco antes, la Comunidad Andina de Naciones reunía a otros países sudamericanos. Y, luego, en 2004, me tocó protagonizar la creación de la Comunidad Sudamericana de Naciones, luego llamada Unión Suramericana de Naciones (UNASUR).
Esta asociación se proponía la integración física, económica y cultural de los 12 países suramericanos para hacer frente a los desafíos de la globalización. Pero la miopía –dije “la estupidez” en mi exposición en Cuenca- de los políticos ideologizaron la entidad de integración y desnaturalizaron el sentido de la UNASUR.
Ahora, manifesté, “seis países sobre 12 han dado un paso atrás y no sabemos si se va a continuar con este proceso. Y fue mi patria, Argentina, la que hace un año tenía que nombrar al secretario general de la entidad, puesto que ocupaba la presidencia pro témpore del grupo y no lo hizo. Tal vez se olvidaron. Espero que todos aquí se lo recordemos”. Y fui más enfático aún: Algunos presidentes creen que la Patria Grande es EEUU”.
Si no enfrentamos unidos el mayor proceso de concentración de la riqueza de la humanidad en su historia, la mayor enajenación económica de las autonomías nacionales, no alcanzaremos los objetivos de Hambre Cero, no eliminaremos las manifestaciones de inseguridad y violencia que azotan a la región y dejaremos de soñar un mundo que viva en paz, igualdad y justicia.
Dr. Eduardo Duhalde
Ex presidente de la Nación
Presidente del MPA