Superando el 50% y llegando a su valor más alto en por lo menos dos décadas, el gran vencedor de las elecciones al Parlamento Europeo es el nivel de participación –que en el 2014 había estado abajo del 43%.
El resultado electoral refleja fragmentación: los dos grupos políticos más grandes pierden 39 bancas cada uno. La Democracia Cristiana bajaría de 216 a 177 bancas y los Socialistas de 187 a 148. La eventual salida del Reino Unido debilitaría aún más al socialismo.
Aunque todavía no está definido el armado final de los bloques parlamentarios, en el bando ganador están los de menor tamaño, los Liberales (ALDE), quienes sumarían fuerzas con Macron llegando a las 111 bancas; el Grupo Verde que ascendería a 67 diputados y los partidos críticos de la UE con aproximadamente 115 bancas en total (incluimos en esta categoría a grupos técnicos y de derecha, dejando afuera al grupo de los conservadores británicos y el PiS polaco).
Los números dejan ver que los partidos federalistas pro Unión Europea todavía conservan la mayoría pero es difícil predecir como será el balance de poder entre ellos. Tradicionalmente, la gran coalición entre la Democracia Cristiana y Socialistas aseguraba el dominio de la cámara. Si hoy los grupos políticos Liberales, Socialistas y Verdes trabajan juntos, sumarían 326 bancas, pudiendo así bloquear a la centro derecha.
El armado de alianzas en el parlamento definirá al próximo Colegio de Comisarios de la Comisión Europea, a su presidente, al presidente del Consejo y al alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad. Los candidatos a presidente de la Comisión de la centro derecha (Weber), la centro izquierda (Timmermans) y liberales (Vestager) están ya en el centro de negociaciones que prometen ser tensas e incluirán también a los verdes que llegan con 15 bancas más en esta elección. En el mandato anterior, la Democracia Cristiana se había quedado con la mayoría de los puestos, un logro que no podrá repetir fácilmente.
A nivel nacional, las casos más resonantes se dieron en Italia, donde la Lega Nord de Salvini quedó posicionada en el primer lugar del espectro político con el 34,33% y el Movimiento 5 Estrellas con el 17% quedó detrás del Partido Democrático que recibió el 24%.
Viktor Orban arrasó con el 52,56% en Hungría y sus 13 bancas permanecerían en la Democracia Cristiana por ahora, a pesar del conflicto que mantiene con el liderazgo del bloque.
En el Reino Unido, el fracaso conservador con apenas el 8,7% de los votos, proyecta a David Cameron (responsable directo del referéndum sobre Brexit) al puesto de peor estratega del partido en la historia contemporánea. El Brexit Party de Nigel Farage cantó la victoria con el 31,7% y 29 bancas mientras que del lado opuesto los LibDems lograron el 18,5% y los Laboristas el 14,1%. Los resultados confirman que los británicos prefieren a los euroescépticos originales y no a las copias.
Como era esperado, Marine Le Pen superó a Macron con el 23,3%, LaREM obtuvo el 22,4%. Mientras que en Alemania creció el Partido Verde llegando a las 22 bancas y la AFD a las 11, la socialdemocracia (SPD) – el gran perdedor – cayó de 27 a 16 bancas. El partido de Angela Merkel (CDU/CSU) perdió 5 posiciones, bajando de 34 a 29 bancas.
En España, los Socialistas sumaron 20 bancas, dejando al Partido Popular en segundo lugar con 12 bancas. Ciudadanos quedó con 7, Vox con 3, Podemos con 6 y el político independentista catalán que actualmente reside en Bruselas, Carles Puigdemont, entrará al Parlamento Europeo.
La Eurocámara representa con 751 diputados – contabilizando todavía al Reino Unido – al segundo electorado democrático más grande del mundo y juega un rol central en la gobernanza de la Unión Europea junto con el Consejo y la Comisión.