El futuro es hoy.

Cuando la robótica y el trabajo del hombre pueden ir de la mano

Por Graciela Russo (Periodista).

Si analizáramos el interior de nuestro automóvil es muy probable que la mayor parte del mismo haya sido fabricado por un robot. Algo similar ocurriría con el teléfono celular, el televisor, el lavarropas o cualquier producto electrónico que forma parte de nuestra vida. Como veremos, la realidad ha superado ampliamente a la ciencia ficción y hoy los autómatas ya interactúan abiertamente con los humanos en las industrias más avanzadas y especializadas del planeta.

Pero la interrelación también involucra a profesionales de primer nivel como son los arquitectos e ingenieros de caminos.  Esto se debe a que algunos programas de computación han evolucionado sobremanera. Basta con mencionar Autocad. Estamos hablando de  un software reconocido a nivel internacional por sus amplias capacidades de edición, que hacen posible el dibujo digital desde planos de edificios hasta la recreación de imágenes en 3D, reemplazando de esta manera a los grandes tableros de dibujo, las reglas T y las lapiceras rotring. De esta manera, el paciente y metódico trabajo que demandaba semanas es hoy resuelto por un programa en pocos segundos.

Sin embargo, y enhorabuena, el desarrollo tecnológico fue planteado de tal manera que al mismo tiempo que reemplaza algunas profesiones es capaz de generar nuevos oficios. Como muestra podemos analizar cuatro ejemplos:

La nanotecnología, actualmente una disciplina incipiente, será de vital importancia en el futuro inmediato también en el cuidado de la salud. Así, una de las profesiones más demandadas será la de médico-ingeniero, un entendido que conozcan a fondo la anatomía humana pero tengan un expertis de tecnología que les permitan usar nuevas herramientas y técnicas, que serán cada vez más pequeñas y menos invasivas.

También, surgirán agricultores urbanos altamente tecnificados quienes ofrecerán productos de calidad en las grandes ciudades. Según se desarrolle esta actividad aparecerá una nueva profesión: los técnicos de agricultura vertical, especializados en crear huertos en las fachadas de los edificios.

El modelo se llama “granja vertical” y en los Estados Unidos ya varias compañías se han unido al movimiento llenando almacenes antiguos y fábricas en desuso con estructuras en las que cultivan alimentos, plantas y vegetales de manera artificial, lejos de los rayos del sol.

Otra novedad, los docentes informáticos, que serán tan relevantes como lo son hoy los maestros y profesores tradicionales. En un entorno cada vez más tecnificado éstos  serán necesarios en dos sentidos: por un lado para enseñar a aquellas personas mayores, que no logren superar la brecha digital, y por el otro para dar clase a estudiantes de manera no presencial, sino de forma virtual a través de la red, lo que permitirá que los alumnos, aún más alejados, tengan las mismas chances de excelencia de aquellos que viven en las grande ciudades.

Como último ejemplo, las futuras estrellas de la cocina y la creación de alimentos serán los especialistas en química, profesionales encargados de desarrollar y mejorar el sabor y la textura de la comida. Concretamente hamburguesas con sabor y olor a carne vacuna, pero cuyos ingredientes provengan del mundo vegetal. Posiblemente estaremos frente al fin de la crueldad humana contra los animales.

Ahora bien, desde hace bastante tiempo el Movimiento Productivo Argentino (MPA), está preocupado y ocupado en el tema. Tal es así, que entre sus vastas actividades también viene trabajando sobre posibles alternativas a la encrucijada que plantea el avance de la ciencia. La más reciente se llevó a cabo el pasado viernes 3 de mayo, cuando se realizó en el Salón Auditorio de la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales (UCES) el “Diálogo Nacional Tripartito, El Futuro del Trabajo”.

Mientras dejamos que pase el tiempo y que las distintas actividades vayan encontrando su camino, unas desapareciendo y otras irrumpiendo como nuevas manifestaciones laborales, sería bueno prestarle atención a una sugerencia que tuvo el cofundador de Microsoft.  Uno de los más notables prospectivistas contemporáneos, Bill Gates, considera que es realmente malo que la gente en general sienta más miedo que entusiasmo con respecto a la innovación. Por eso propone que los autómatas (robots), quienes ya comenzaron a reemplazar la mano de obra humana, paguen un impuesto. De esta manera el dinero obtenido debería utilizarse para volver a capacitar a los trabajadores que los robots hayan sustituido. Si no puedes vencerlos únete a ellos y ¡GRAVALOS!