UN OASIS EN LA CUARENTENA

por Graciela Russo *

Dando muestra de que nada está perdido, la provincia de San Juan dio el puntapié inicial al decidir comenzar las clases presenciales para más de 10 mil alumnos. Por esto mismo, para su gobernador Sergio Uñac no se trató de un acontecimiento más: “será muy significativa desde lo educativo y lo social, por el lugar que ocupa la escuela para la organización familiar que se ha visto alterada con la pandemia”.

Es que la situación epidemiológica que se vive en San Juan permite que, en 14 de los 19 departamentos que tiene el territorio, los estudiantes del último año de primaria y secundaria retornen a las aulas. Se trata de 250 escuelas alejadas de la capital. En tanto, el resto de los alumnos continuará desde la modalidad virtual. Pero las expectativas del gobierno sanjuanino van más allá, ya se habla que para septiembre el retorno a clases podría ser un poco más abarcativo.

Hasta acá esta podría ser la crónica de un acontecimiento más, pero no lo es ya que estamos hablando de educación uno de los pilares más importantes dentro del desarrollo de un pueblo.

Sabemos que el desafío que deberemos afrontar como país no será simple, y mucho menos si tomamos plena conciencia de que estamos insertos en un mundo que también está muy complicado. Es que según datos suministrados por la Unesco hay 168 países con ciclos escolares interrumpidos, lo que implica que más de 1.235 millones de niños y jóvenes -el 70,6% del total de estudiantes del planeta- están sin asistir a clases tal como lo hicieron hasta marzo de este año. Estamos hablando de que la pandemia del coronavirus le cambió el estilo de vivir y de aprender para al menos siete de cada diez personas en el planeta.

Sin educación no hay futuro. Es indispensable tomar a ésta y al desarrollo de nuestra sociedad como un referente de vida, donde podamos aprender y expandir al máximo nuestras más grandes capacidades y habilidades. Gracias a la educación somos personas integradas y mejor capacitadas para un mundo laboral, ese que no conocemos y necesitamos aprender para el crecimiento de nuestras vidas en lo personal y en lo grupal.

Desde comienzo de 2020, cuando una pandemia comenzó a paralizar literalmente al mundo, las cosas fueron cambiando y nos demostró que vamos a tener que amigarnos con una “nueva realidad”. El 20 de marzo en Argentina se nos hizo carne una frase “Quedate en casa” y eso fue así en todos los órdenes de la vida, incluso en la educación. Porque nos guste o no, la realidad no pide permiso. Es por eso que destaco con mucha alegría, volviendo al comienzo de la nota con la provincia de San Juan,  que de a poco comencemos a hablar del “retorno seguro” y el Gobierno comience a anticipar los debates para la vuelta progresiva a clases en la educación.

No sé si en la Argentina será posible o necesario, pero sería importante tener en cuanta como en una escuela de China las autoridades diseñaron unos pintorescos y divertidos sombreros para posibilitar el distanciamiento de los chicos en clase, pero siempre teniendo como norte el aprendizaje y la interrelación.

Ardua tarea es la que le espera al Ministro de Educación de la Nación,  Nicolás Trotta, y a cada uno de los Ministro de las diferentes provincia de la Argentina, porque todos los ojos del país están posados en ellos. Porque en las minuciosas decisiones que vayan tomando, mientras no exista una vacuna y aún persista el riesgo, está depositado nuestro futuro.Nunca olvidemos que la educación del futuro y el futuro de la educación no es un entrevero de palabras, es el camino que todo país que se precie de serlo deberá transitar para un mañana con trabajo, producción y desarrollo.

Si San Juan pudo, ojalá pronto se replique en el resto del país.

*Graciela Russo, es periodista e integrante del Movimiento Productivo Argentino.